cocinemos las dos mil diez razones de un domingo tranquilo,
reunamonos en grupos de nueve al nacer,
que la paceñidad no se mida en cifras,
que simón no sea tan regional,
demosle a La Paz una plaza en cochabamba,
demosle una mañana que sea digna de ilegalidades que quiera uno continuar por siempre,
que un asegurador futuro revierta la sal de sus heridas haciendo pazta con el alto y para cuando se disuelvan en un anagrama sin argumentos, nosotros optemos por estar a la deriva.
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