viernes, febrero 23

Oh sartan...

 A tiempo de restar importancia a la alegoría de arritmia pasajera, dirijo la necesidad de gestionar salida honrosa desde la última versión de mi mismo, con un brindis de freno en seco y mate de manzanilla.

En ese delirio, cabe señalar a la rabia contenida por la presión alta, que ni un losartan ha proyectado su vigencia de poca importancia, para el suscrito corazón relator.

Sin perjuicio expuesto, quepa retirar la seguridad del síncope flamboyante y adelantar la muerte conforme lo escindido de la enfermedad principal. 

A la mania... 



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