en modo lunar y sin frenar ni siquiera un poquito,
vida entre las vidas
has fumado tu ultimo cigarro de paranoia y sensatez,
hasta el gran limbo convocado por las pixies del monte, hasta la ultima y final convalecencia del venido a menos,
copiaste la manera en como se arregla la onda del exilio frontal, previniste los actuados de aquel pelón atardecido en su peine sin esperanza,
atardece y anochece en dos segundos, que palpitan y se esfuman con la rigidez de la mano infartada, con la tembladera,
serán las apelaciones a farmacia de esquina sin receta ni vergüenza lo que nos puso sus 0.5mg de ideas de tranquilidad en la cabeza,
aquí en la ruina menos favorecida podemos encontrar un recuerdo y una esperanza,
como lo que es y esta oculto en los adentros de un fondo profundo,
editar otra suerte de vergüenza acompañada de estupor, que declara la guerra entre bandos,
que así nomas, tan estrechamente juntos habían sabido estar.
desde la ultima vez, entre paciencia contenida, llanto y dureza mandibular, hemos consensuado la venganza de estar siempre pendientes por los demás,
de sus miradas y con sus valiosos aportes de criterio reflejado en ego y dinero,
cuando, en cambio, deberíamos pensar en los últimos instantes ante nuestros próceres y demás compatriotas que han fenecido en esta empresa tan complicada de tratar de dejar ir,
esta actitud será siempre de carácter especial, aguantará descubierta aun al final de la iconoclasta y suspicaz casa de brujas que lo sabe casi todo sin saber nada de nada.
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