Demonizar el transporte publico en La Paz es ver el problema de oido y nariz , y no de cuerpo entero, pues el mismo caracter que se puede conferir a lo que mucha gente llama ¨el tormento de ir en un transporte publico¨, para otros se convierte en una travesia dentro del universo multicultural-posmoderno urbano-social que se parece una selva espesa cargada de animales peligrosos, y donde se percibe esa presencia extraña pero taan familiar del otro en nosotros, casi como en la novela el corazon de las tinieblas de J. Conrad.
(el riesgo, en el caso de la ciudad como en el de la selva, se lo impone cada uno; si por ejemplo aceptamos ser 5to pasajero en un trufi, seria como poner la cabeza en las fauces de un Leon dormido, y aun asi el peligro pervive)
Muy aparte de esto, creo que cualquier critica, opnion, comentario siempre parten desde una identificacion personal, ya sea, de clase, de kapital y de muchas otras otras cosas mas, difusas en su unidad conceptual pero perceptibles por los sentidos, por ello estas nunca son ¨objetivas¨ con contados esfuerzos, para mi sin mucho exito.
Pero ya volviendo al tema, cualquier critica a los transportistas en donde los llamen hediondos, ignorantes o faltos de paladar musical, solo evidencia la perversa realcion burguesa-occidental que se tiene para con la ciudad, y para colmo, querer salvar la situacion con un proyecto de urabanismo facista que acabe con esta clase de cultura constituye, para mí, un plausible intento de homogeneizar nuestras relaciones con la ciudad, despojarla de ese confuso mapa de articulaciones imposibles y posibles a la vez, dotarla de la incapacidad de auto-ordenarse y finalmente de volvernos tristemente funcionales.
Es obvio que nadie cree que este chaos le hace bien a alguien, y seguro tienen mas argumentos que yo para demostrarlo, pero quiza, todo este jaleo motorizado sí le ha dado a esta ciudad un razgo de singularidad en sus relaciones microfisicas e intersubjetivas, que si no hace al imaginario colectivo con su identidad y potencia, entonces hace que nostalgicos como yo recuerden con pena a su ex PerezVelazco.
(el riesgo, en el caso de la ciudad como en el de la selva, se lo impone cada uno; si por ejemplo aceptamos ser 5to pasajero en un trufi, seria como poner la cabeza en las fauces de un Leon dormido, y aun asi el peligro pervive)
Muy aparte de esto, creo que cualquier critica, opnion, comentario siempre parten desde una identificacion personal, ya sea, de clase, de kapital y de muchas otras otras cosas mas, difusas en su unidad conceptual pero perceptibles por los sentidos, por ello estas nunca son ¨objetivas¨ con contados esfuerzos, para mi sin mucho exito.
Pero ya volviendo al tema, cualquier critica a los transportistas en donde los llamen hediondos, ignorantes o faltos de paladar musical, solo evidencia la perversa realcion burguesa-occidental que se tiene para con la ciudad, y para colmo, querer salvar la situacion con un proyecto de urabanismo facista que acabe con esta clase de cultura constituye, para mí, un plausible intento de homogeneizar nuestras relaciones con la ciudad, despojarla de ese confuso mapa de articulaciones imposibles y posibles a la vez, dotarla de la incapacidad de auto-ordenarse y finalmente de volvernos tristemente funcionales.
Es obvio que nadie cree que este chaos le hace bien a alguien, y seguro tienen mas argumentos que yo para demostrarlo, pero quiza, todo este jaleo motorizado sí le ha dado a esta ciudad un razgo de singularidad en sus relaciones microfisicas e intersubjetivas, que si no hace al imaginario colectivo con su identidad y potencia, entonces hace que nostalgicos como yo recuerden con pena a su ex PerezVelazco.
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