ayer Ningún sueño preexistió a su nominación,
sueño fue destino en tanto conflictivo y desbaratador de institucionalizaciones de sentido, fulgurante desde fuera del orden existente, precisamente construido en su propia incineracion del ejercicio permanente de los rituales en conflicto, casi como una anomalía a evitar, que reflejaba la clausura, cual intento permanente e imposible de finalizar la historia.
y la capacidad de articular nocion colectiva, entre las descomposiciones de los sistemas operaria la refundación del que te nombra.
solo asi se puede conjurar conjuros sin depender de la dimensión plebeya y de la tentación fascista, y menos aún regalándoles la incorrección retórica del ¨Cuando todo se puede hacer la forma de clausura es el consenso¨
al final, intervendria reintroducir al conflicto como apertura a la clausura.
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