Si hoy son infelices, no solo es porque consumen su propia imposibilidad,
sino también porque se han vuelto incapaces de profanarla,
profanarla absolutamente y sin residuos,
confinandonos fetiches coleccionables, inaprensibles, desvelables,
peleando regularidad en su propio terreno.
cuando lo actuado, producido y vivido se divida de sí mismo
y cuando todo sea duraderamente imposible:
perecerá bajo la potencia del uso libre de la muerte,
morirá por el vértigo de la existencia
sin recuperarse de otro modo,
desde lo más adentro y en las afueras de sus dominios.
ella habra de morir impersonal
para esconder el pan del vidrio.
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