
presiona mil veces mas ese boton de acero sobre tus dias,
presiona mil veces mas el martillo sobre tu cara,
aprieta mis herraduras, convierteme en el guia del sendero.
escucha a tu glicemia suicida e inyectame en el llanto de aquel domingo de sol.
y cuando comiences a bostezar, ten presente que la responsabilidad grabo en tu espalda sombras acidas por desear frutas extrañas .
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