martes, abril 6

LXV

prisionera del incesante martilleo al final de la lluvia,
presiona mil veces mas ese boton de acero sobre tus dias,
presiona mil veces mas el martillo sobre tu cara,

aprieta mis herraduras, convierteme en el guia del sendero.
escucha a tu glicemia suicida e inyectame en el llanto de aquel domingo de sol.

y cuando comiences a bostezar, ten presente que la responsabilidad grabo en tu espalda sombras acidas por desear frutas extrañas .

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