como casa de adobes y piedras,
la memoria va ordenando a los andes meridionales...
como si mas allá del silencio estuvieran las fronteras del genero,
sin soberanía ni legitimidad,
como un rincón de cabezas lavadas
lavadas con educación, tierra y dioses ajenos...
como mujeres en rebelión
aliadas con el lado obscuro de la luna,
como luna al borde de otro alumbramiento...
y los andes desde los andes,
como heroínas indígenas,
sin resistencia insurrecta,
sin insurgencia al cautiverio,
sin levantamiento colectivo,
solo como destino incierto de ciudad prometida,
ciudad de poder y silencio...
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