basta de llamarme los dias por su nombre,
basta de sucumbirte en los vientos subterraneos,
intrincada pulsion de sobresalto
que vas cual luz de tomografo averiado.
y le vas ganando al olvido,
y estas con los ojos pero desapareces,
vas cual cuerpo que es tomado por asalto,
en el umbral de un gemido,
sin soltar ni un silvido,
cual sombra que perece al mirarse dos veces
con esos malditos ojos de medico atrevido.
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