Yo sembré la amenaza,
y de alarmas inflamé mis oidos que nadie escuchó jamás tan a destiempo
y todo se va sin esperarme,
dejando atrás los límites de mi querer,
y sólo queda el clamor del ocaso donde se abre el círculo en el que tu y yo habitamos alguna vez: lleno de transiciones y espacio intermedio,
hoy siento que ya no hay lugar a la revelación ni al reencuentro.
hoy la espada que divide la luz y los ejes de nuestros dias, naufraga en la oscuridad
y, a tientas, mi sol PORFIN conoce la noche.
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