
atardeceres rumiantes de premios y apuestas,
permisos divididos entre cambios y combustible,
confederaciones de bloquedores sin recursos propios,
ayudantes de multitudes sin lagrimas,
constructores evidentes de sexos e instituciones,
van lavando cabezas,
y enjuagando mortajas,
mintras yo, voy zumbando neumaticos a escupitajos
a paso de palo, peldaño a peldaño, rumbo a la diestra del zurdo.
y se arruga la frente del espejo que nos vio salir del sol aquel dia en que nostros no estabamos, y conferimos la lucidez de la carta vegetal a la metafora vanguardista que esta por encima de los libros que se sumen en el humano incoloro y de desolacion desesperada.
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