sistemas metafisicos particulares conviven en una cuarto de seis por tres,
en la carretera magnetica estos suelen apoyarse para ir trabajar dos de cada cinco dias habiles,
van en un haz de luz...
sentados sobre la rabiosa estrella del sur que cae sobre el cielo haciendo sonidos incesantes y disparejos, que despues callan y hacen callar a algunos cerros,
de pronto son millones que caen, hechas suerte,
y uno de esos haces de tul entró por el umbral metalico de mi cien,
para sorber este ultimo deseo de inmanencia envuelto en memoria mariguana.
y creo que no le debo nada al cielo,
pues el hecho de que llegue a mí pervive en su obligacion de reinventarse como fuerza transformadora...
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